Ve tras ese upskill profesional ¿Qué es Upskilling y Reskilling?

La transformación digital ha creado una necesidad de actualización constante del aprendizaje tanto en el ámbito laboral como en el personal. Quien no se renueva para el futuro o va tras ese upskill nuevo corre el riesgo de quedarse estancado, perder oportunidades de crecimiento y hasta incluso el propio empleo. Le llamamos “upskill” a esa mejora continua que como profesionistas perseguimos todos los días. Así mismo, en este contexto de incertidumbre están el upskilling y reskilling, dos conceptos que están impulsando varios de los cambios en el mercado laboral.

Upskilling y Reskilling ¿En qué se diferencian?

En un mundo en el que la digitalización avanza a pasos agigantados y cada vez es más difícil llegar al consumidor ¿qué pueden hacer las empresas para acompañar a sus empleados y no quedarse atrás? La solución: la formación continua. El medio: upskilling y reskilling; ahora bien, la diferencia entre ambos está en el objetivo de esa misma formación: mientras el upskilling busca enseñar a un trabajador nuevas competencias para optimizar su desempeño; el reskilling busca formar a un empleado para adaptarlo a un nuevo puesto en la empresa.

Y es que las profesiones se están especializando cada vez más, lo que resulta en el surgimiento de posiciones que requieren de habilidades más concretas y escasas. En orden de no perder competitividad, ni a sus colaboradores, es fundamental que las organizaciones tengan en cuenta este aspecto a la hora de desarrollar su cultura para contar con equipos ágiles, creativos y desafiantes que puedan identificar una motivación para poder desarrollar sus tareas.

Aunque tanto el upskilling como el reskilling implican el aprendizaje de nuevas habilidades, el contexto lo es todo. Recordemos: el reskilling se centra en hacer que los empleados estén disponibles para otros trabajos dentro de la organización mientras que el upskilling se centra principalmente en ayudar a los empleados a ser más hábiles en su puesto actual.

Profundicemos en el reskilling.

De esta forma, el reskilling hace al proceso por el cual una organización “recicla” las competencias de un empleado para dotarlo de nuevas habilidades que le permitan desempeñarse con soltura en su nuevo rol. Gracias a este proceso, los colaboradores no sólo entrenan nuevas competencias sino que los ayuda a crecer profesionalmente, afianzando su compromiso laboral y fortaleciendo su plan de carrera. En este caso, se forma de manera interna a los talentos que ya cuentan con soft skills o habilidades blandas, pero no poseen competencias técnicas o hard skills. Así pues, aprenden sobre estas aptitudes “duras” con las que antes no contaban en orden de poder llevar adelante sus nuevas tareas.

Ahora, vayamos hacia el lado del upskilling.

El upskilling es el proceso mediante el cual los empleados potencian las capacidades y habilidades que ya poseen con el objetivo de llevar adelante sus tareas de la forma más óptima y profesional. A través de este proceso los colaboradores pueden actualizar sus hard/ soft skills y establecer nuevos marcos de trabajo, implementando diferentes estilos de liderazgo o aprendiendo el uso de herramientas que antes desconocían para acelerar su rutina de trabajo.

Los colaboradores no caen en la obsolescencia.

Por otra parte, es indudable que tanto el upskilling como el reskilling son ventajas competitivas aplicables tanto a la pequeña, como a la mediana y gran empresa. Incorporar el aprendizaje continuo a la cultura de la organización permite por ejemplo, darle vida a puestos que se han quedado obsoletos en el tiempo o que han ido perdiendo su valor. Este es uno de los beneficios que se suma a la lista destacando también el hecho de que son un medio facilitador de cambio, a través del cual los empleados están más receptivos a modificaciones en sus funciones habituales. La motivación también se incrementa al ofrecer al equipo la oportunidad del aprendizaje asistido.

Por último, no olvidemos que, además de las competencias técnicas, contamos con habilidades culturales, de interacción y conversación, que abarcan rasgos que nos permiten relacionarnos con los demás y realizar distintas actividades. Estas habilidades, a pesar de no poder ser medidas, juegan un importante rol en la vida personal y laboral. Es por ello que en plena era de innovación, apostar por aprender nuevas habilidades abre las puertas a nuevas formas de organizar y afrontar el trabajo. Hoy no es suficiente lo que sabes, sino qué haces con eso que ya sabes y, más importante aún, lo que continúas aprendiendo.

¿Por qué no seguir apostando por más? Quién sabe y quizás en ese camino de aprendizaje descubres una nueva pasión.