Te has percatado que en los últimos años el uso de dispositivos tecnológicos, han sido una ayuda y, al mismo tiempo, un grave problema, debido a la ansiedad que generan. Llegando así al término de “Tecnoestrés”.
Nos encontramos ante una generación que prácticamente nació con la comunicación desde un dispositivo móvil. ¿El problema? El desapego interpersonal pero no el desapego tecnológico. Existiendo casos de crisis nerviosas causadas por el uso del celular.
Tristemente los más afectados son los jóvenes, quienes, de acuerdo a un estudio realizado por Motorola llamado “Quiz Phone Life Balance” donde se encuestó a un promedio de 9 mil jóvenes de entre 18-24 años, los resultados arrojaron que usan el celular en un promedio de 9 horas, sin necesidad de estar hablando con alguien.
Pero, ¿cuál es el verdadero fenómeno del tecnoestrés?
En pocas palabras, el Tecnoestrés se refiere al estrés provocado por el uso excesivo de tecnologías de la información y comunicación (TIC), donde el individuo siente la necesidad de estar conectado todo el tiempo; esta necesidad genera ansiedad, frustración, nerviosismo, dando como resultado, altos niveles de estrés.
El término fue utilizado por primera vez en 1984 por el psiquiatra norteamericano, Craig Bond, quien en su libro “Technostress: The Human Cost of the Computer Revolution” hacía referencia a la poca adaptación por la falta de habilidad para el manejo de las nuevas tecnologías.
Más tarde, en 1997, el término se popularizo gracias al libro de Larry Rosen y Michael Weil, donde explican sobre los daños y repercusiones psicológicas que el uso de las tecnologías provocan en el ser humano.
¿Cómo se genera el tecnoestrés?
Como en todo, a algunos les afecta más que a otros, pero es importante saber cómo es que se genera.
- La constante presión de estar conectados 24/7
- La sobre información conocida como “intoxicación informativa”
- La renovación constante de la tecnología y las apps
- El nivel de tráfico e interacción generada dentro de ellas; por ejemplo, el alcance que una publicación puede tener.
- La adicción que su constante uso sin desconexión genera.
Hasta este punto, ¿te has identificado con alguna? ¿Crees ser víctima del tecnoestrés?
Ahora, ¿cómo puedo lidiar con el tecnoestrés?
Como en todos los casos, para poder sanar o cambiar algo, primero debemos darnos cuenta que algo nos está haciendo daño; después de eso, tomar cartas en el asunto y cambiarlo.
Como sabemos que no podemos erradicar el uso de tecnologías de nuestras vidas, te daremos algunos tips para que ayudes a tu salud física y mental.
- Darle su tiempo y lugar: por lo tanto, trata de que cuando vayas a dormir, permanezcas lejos del móvil, mínimo 1 hora antes de dormir; esto te ayudará a dormir mejor y despejar tu mente. Podrías leer un libro, meditar, escuchar música. Al igual, cuando te reúnas con tus amigos, trata de evitar usar el teléfono, mejor disfruta su compañía.
- Desactiva tus notificaciones: por ejemplo, si es fin de semana y pasarás tiempo con tus amigos, familia, contigo mismo o incluso con tu mascota; no necesitas estar revisando el celular o viendo que hay en Instagram o Facebook. Así que desconéctate el fin o por lo menos unas cuantas horas y empezarás a notar cambios. (Te advertimos que no será fácil pero sí un buen comienzo)
- Piensa en usos alternativos: si eres un amante de la lectura, opta por leer libros físicos y no digitales –son mejores para la vista y hay mayor retención–; también puedes optar por empezar a escribir tus pendientes en una libreta en vez de usar tu celular.
- Cuestiona el uso de las redes sociales: Si en ocasiones sientes que estás te generan más estrés que satisfacción, no sufras y salte de ahí, borra tu perfil o dalo de bajo de manera temporal hasta que sientas que puedes volver.
Esto no quiere decir que todo sea malo, pero bien dicen, que todo debe ser con moderación y no abusar.
En conclusión…
Sabemos que no será algo que dejes de hacer de un día al otro, porque el usar el móvil 24/7 se ha convertido en un hábito y parte de nuestro estilo de vida. Pero sí podemos ayudarnos a cambiar ciertas dinámicas para ayudarnos a nosotros mismos.
Así podremos practicar un poco nuestro autocontrol, organización y salud emocional.
Será un proceso lento, no quieras hacerlo radical porque en vez de ayudarte puede que suceda un efecto inverso y te perjudique más.
Inténtalo poco a poco, hasta el punto que sientas que no es una necesidad, sino solo una herramienta que ayuda a comunicarnos.
Si quieres saber un poco más sobre los tipos de síndromes a los que estamos constantemente expuestos, puedes leer el siguiente artículo.