Época de reflexión y cierre por excelencia, fin de año suele significar también para la vida profesional un tiempo en el que el trabajo, las tareas, los pendientes y las obligaciones tienden a acumularse.
Tal es así que la frustración laboral es un sentimiento muy común entre los trabajadores cuando hay algo que les impide conseguir lo que se han propuesto o las expectativas no se cumplen. ¡La frustración laboral no tiene por qué dominarte!
Aquí 5 consejos para aprender a darle batalla:
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Comprender de dónde viene esa frustración:
El primer paso para superar la frustración laboral es comprenderla. A veces nos perdemos en nuestras propias reacciones emocionales olvidando que tenemos la opción de reflexionar y preguntarnos a nosotros mismos por qué estamos frustrados. Este es el punto de partida: debemos mirar hacia el interior y preguntarnos qué es aquello que nos mueve como individuos antes de dirigirnos hacia el afuera, hacia las exigencias de productividad y rendimiento del mercado laboral (aun cuando estas pudieran parecer poco razonables).
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Identificar cuál es el problema real:
Ahora bien, otra cuestión clave para hacer frente a la frustración es identificar el verdadero problema. Las emociones pueden hacer que fácilmente te alteres y tomes cada situación de forma personal, pero lo importante es intentar que eso no ocurra. Hay que centrarse en el problema en cuestión, no en quién lo causó o por qué lo hizo.
Por ejemplo: si estás frustrado porque un compañero de trabajo sigue sin entregar su parte del reporte semanal, aborda el problema directamente con él en lugar de desquitarte con otras personas de tu equipo laboral o contigo mismo.
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Buscar una solución factible
Identificar el problema es uno de los pasos más importantes, pero a la vez uno de los más difíciles. Si vas a intentar resolverlo, tienes que saber exactamente cuál es. Una vez que hayas identificado lo que te frustra, piensa en formas de solucionarlo, ya sea por ti mismo o por otra persona con autoridad en el trabajo que pueda ayudarte (por ejemplo, tu jefe, tu equipo). Decide una solución y ¡aplícala! Quizá la frustración no desaparezca de un momento a otro, pero irá disminuyendo tiempo al tiempo y eso también es parte del proceso.
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No te aísles
Aunque es importante dedicarse tiempo a uno mismo, no te aísles por completo de tu entorno en un momento de frustración. Siempre es un plus contar con la ayuda de familiares y amigos; aún más cuando estés transitando un período en el que te sientas sobrepasado: habla con alguien que te escuche para que puedas dejar salir todas esas preocupaciones que vienen con dicha frustración laboral.
Leer un libro, escuchar música, mirar tu serie o película favorita son actividades que siempre ayudan a tomarse un recreo. Otra opción puede ser salir a correr o caminar, no sólo para ayudarte a mejorar tu salud mental sino también para tu salud física.
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No te desanimes, recuerda que es una situación temporal
Si alguna vez has sentido el trabajo más frustrante que gratificante, no estás solo. Lo cierto es que hay mucha gente que se siente igual que tú. Es sólo una situación temporal: recuerda que esta frustración laboral no tiene nada ver con quién eres como persona. No quiere decir que mañana no puedas hacer lo que no pudiste hoy ¡ánimo!
Por último, no importa qué tipo de carrera tengas, siempre habrá frustraciones. Ya sea con tu jefe, con los compañeros de trabajo o incluso con los clientes, al cabo de un tiempo es fácil olvidar que esas personas también son humanas. En lugar de dejar que esos sentimientos negativos te impidan hacer bien tu trabajo -y, lo que es más importante, llevarte bien con los demás-, hazte amig@ de tu misma frustración; siempre vendrán días mejores.