Dejemos que ellas escriban sus propias historias

Nos encontramos en marzo, el mes de la mujer desde hace ya varios años. En las últimas semanas, sino es que, en los últimos años, nos hemos enfocado en el terror que ha representado SER MUJER. Pero hoy, queremos recordarles el poder que conlleva SER MUJER y la fuerza que es dejarlas que ellas escriban sus propias historias.

¿Cuántas veces no les dijeron que la mujer pertenece a la cocina? O el típico en el tráfico ¡tenías que ser mujer! U otro que incluso nosotras hemos usado “corres como niña”. Sí bueno, te contaremos unas cuantas historias que revolucionaron al mundo, de aquellas mujeres que decidieron escribir sus propias historias sin importar nada ni nadie, más que sus sueños, y decidieron correr como niñas.

Desde Cleopatra hasta Malala, sin dejar atrás a una experta del feminismo Virgina Woolf, o la más pequeña luchando por un cambio de consciencia hacia el cambio climático Greta Thunberg, o seguro está no la conoces, ¿qué hubiera sido de nosotros en los exámenes sin el famoso corrector líquido? Gracias Bette Nesmith Graham, por ese gran invento.

Qué hubiera pasado si al día de hoy no supiéramos de la existencia de la radioactividad, seguro ninguno de nosotros estaría aquí, su descubrimiento se lo debemos a Marie Curie. Quien no solo descubrió la existencia de la radioactividad sino también, se convirtió en la primera catedrática de la Universidad de la Sorbona en París. Ser educadora debería ser honrado y respetado.

Una de las cosas divertidas de ser mujer son las corazonadas ¿no creen? Lo sentimos si eres hombre, ese atributo nos pertenece y lo honramos. Asimismo, le agradecemos a Stephanie Kwolek por su intuición e inventar el “kevlar” una fibra más resistente que el Nylon, la cual, ha sido utilizada para la fabricación de chalecos antibalas, ¡eso mamona!

¿Quién de aquí es fan de los e-book? Adiós al dolor de hombro o de espalda, démosle una vez más las gracias a una mujer poco conocida: Ángela Ruiz, una maestra gallega, quien pensó en una manera fácil de poder llevar todos tus libros en un solo lugar, de ahí nació la enciclopedia mecánica, años más tarde tomaría un formato más digerible a lo que conocemos hoy en día.

O bien, digamos que las mujeres en la cocina también son una delicia, ¿saben quién es la culpable de la existencia de las galletas con chispas de chocolate? fue Ruth Wakefield, al no contar con frutos secos ni cacao, decidió agregarle lo único dulce que encontró en su alacena, unas deliciosas chispas de chocolate, y es que ser mujer es ingeniárselas para sacar las cosas adelante, ¿que no?

Después de darte una larga lista de mujeres que han marcado la historia y nuestras vidas con sus inventos, ¿por qué debemos seguir luchando por nuestra igualdad laboral? ¿por qué exigir el respeto a nuestros derechos?

Está comprobado que las mujeres perciben el 22% menos que un hombre en el mismo cargo. Que si te embarazas reducen tus posibilidades de contratación, o de un aumento, “porque debes atender otros asuntos”.

¿Por qué debemos seguir actuando como que todo está bien, cuando en realidad es todo lo contrario?

No hablamos de que seas feminista, hablamos de una búsqueda de equidad y de respeto, porque el ser mujer no debe ser de valientes, no debe ser un mérito laboral, ni de “cómo lo haces”, porque ser mujer es aprender que el “correr como niña” es correr lo más rápido que puedas.

Recordar que la próxima vez que alguien te intente hacer menos por “ser mujer” lo agradezcas y les respondas “Sí, soy mujer, nado como mujer, corro como mujer, hablo como mujer, rio como mujer y actúo como mujer, porque SOY MUJER”

Y no hay nada más fuerte, que alguien que reconoce su valor y lo hace sentir, porque hoy más que nunca, debemos recordar que no somos un florero, somos CEO´s, somos emprendedoras, somos atletas, somos mamás, somos amas de casa, somos inventoras, somos hijas, somos hermanas, SOMOS.

¡Basta de esperar que alguien reconozca tu valor! Empecemos por reconocernos nosotras mismas, que se sienta cuando estamos presentes, pero más cuando estamos ausentes.

Así que, dejemos que ellas escriban sus propias historias.